miércoles, 20 de diciembre de 2017

Star Wars: Los Últimos Jedi **

(Star Wars: The Last Jedi, EUA 2017)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


Como a todo mundo nos gustó El Despertar de la Fuerza, que básicamente es un refrito bien hechecito de La Guerra de las Galaxias, ya me imagino la junta de arranque en LucasFilms/Disney: pues de una vez, por qué no, que Los Últimos Jedi sea un refrito de la idolatrada trilogía original: La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contraataca y El Regreso del Jedi. Y entonces, el director Rian Johnson se lanza con su mandato.

Veamos. De entrada, el primer enfrentamiento espacial entre la Resistencia y el Primer Orden involucra un ataque furtivo de naves caza de la Resistencia al Dreadnought, una gigantesca nave/arma de destrucción masiva, la cual deben hacer explotar disparando directamente en el punto débil de su “carrocería”, que, por supuesto, está… expuesto. Será el sereno; de todos modos Rebeldes, Imperio y Estrella de la Muerte se llaman, pues.

Mientras tanto, la jovencita Rey, que puede mover cosas con la mente y es aspirante a Jedi, deja todo tirado para recibir entrenamiento de un renuente viejo Jedi ermitaño, en un planeta húmedo e inhóspito, donde, por qué no, además se enfrentará con su propia atracción por el lado oscuro de la Fuerza, producto de su misteriosa ascendencia. Yoda y Luke estarían orgullosos de ver la historia repetirse… esperen, ellos mismos la repiten.

Por lo pronto, como en esta nueva trilogía hay más personajes que deben mantenerse entretenidos, Finn, el storm trooper desertor de la película anterior, conoce a una conserje rebelde y ambos fingen ir de luna de miel a Las Vegas, para (agarre aire para leer lo que sigue) reclutar a un hacker que les ayude a infiltrarse en una nave Imperial para desabilitar el rayo tractor (o algo así), y que los Resistentes Rebeldes puedan escapar. Ooootra vez... Si las cosas no le salen a Finn como esperaba es porque, como dice el dicho: nunca mandes a un storm trooper desertor a hacer el trabajo de un Obi Wan Kenobi. Al menos en esta parte de la película aparece el único personaje realmente interesante, un tartamudo Benicio del Toro, que se roba cada una de sus escenas y a quien, tartamudo y todo, le tocan los pocos diálogos que no son reiterativos a la acción.

Por su parte, la princesa Leia, como ya no tiene a Han Solo para pelear, mata el tiempo usando la Fuerza de forma egoísta, en lugar de buscar evitar que los Imperiales, en una trama que no sale de lo mismo, le den en la torre a su nave y sus subordinados, de los cuales sólo parece conocer a Poe, un soldado rebelde y regañado, que parece que sí pero que tampoco hace gran cosa y que es una cruza entre Han Solo y Han Solo, excepto que su Chewbacca es un Bebocho. ¿Chewbacca, dijo usted? Ah, no, yo lo dije. Bueno, ya que lo invoqué: pues Chewbacca aparece unos 2 minutos, junto a unos como Ewoks (más) chaparritos con alas, y yo creo que los demás rebeldes no le tienen mucha confianza, porque siempre sale amarrado al Halcón Milenario. Por cierto, las apariciones de esta nave son los únicos momentos en que toda la sala aplaude al unísono.

Los Rebeldes que siguen vivos en este punto, como son muy... Resistentes, eventualmente terminan repeliendo ooootro ataque de los Imperiales, desde una fortaleza enclavada en un planeta con vastas planicies blancas sobre las que caminan, a paso de elefante, esos armatostes Imperiales que parecen… elefantes. Por ahí anda el regañado Poe otra vez, básicamente recitando más de los superfluos diálogos, mientras la aprendiz de Jedi se une al grupo, sin que sepamos cómo, por cierto. Al menos esta vez sí le echaron sal a la planicie, para que no se les fueran a resbalar otra vez los paquidermos imperiales, como en El Imperio Contraataca.

¿Y el refrito prometido de El Regreso del Jedi, dice usted? Ah, pues Leia vuelve a ahorcar a Jabba the Hutt. OK, OK, no. Pero... además de los mentados Ewoks con alas, pues para que no le pongamos tache a esa película, la recién entrenada Jedi se enfrenta al nieto de Darth Vader, que le extiende su enguantada mano, y aunque es evidente que no es su padre, de todos modos le ofrece mandar juntos en la Galaxia, nada menos que con el nuevo Emperador como testigo, quien se regocija ante el despliegue de miedo y odio que tiene ante sí, justo como el Emperador anterior. Pobre güey. Es más, estoy seguro que en la siguiente película, en lugar de "Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana...", al inicio aparecerá la frase "Los que no aprenden de la historia están condenados a repetirla..." Y mal.