viernes, 13 de enero de 2017

La guerra por la gasolina... y por el agua.

¿La vida imita al arte... otra vez? Las preocupaciones cachanillas (y de buena parte de los mexicanos) de esta semana remitieron a más de un cinéfilo a Mad Max, la épica tetralogía fílmica del director australiano George Miller, con su mundo agobiado por la escasez material y moral. Las penas, con buen cine, son menos, así que a verlas en disco o en internet.

Mad Max (1979)
Un jovencísimo Mel Gibson, en su debut internacional, es el policía australiano Max Rockatansky quien, al perder lo que más quería, persigue, juzga y ejecuta a pandilleros y criminales de la carretera. Al igual que ellos, Max también ha terminado por dejar atrás todo signo de civilidad y decencia en un mundo obsesionado por la escasez de gasolina. La básica historia (inspirada en las de vaqueros solitarios) y la crudeza de la violenta puesta en imágenes siguen siendo referentes de las películas con temas post apocalípticos.

Mad Max 2: El guerrero de la carretera (1981)
Max Rockatansky sigue vivo, años después perderlo todo, incluyendo su humanidad, por causa de los criminales de la carretera. Ahora vaga por un mundo destruido por las crisis energéticas, donde los sobrevivientes se han revertido a una población dividida en tribus enfrentadas violentamente por el dominio del combustible. Max (Mel Gibson) terminará, aunque no lo quiera, del lado de los más débiles en un camino a la redención que él mismo no busca.

Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno (1985)
Los años pasan, los energéticos se van, literalmente, a la mierda (de cochi: estiércol como combustible, no piense usted mal) y Max (Mel Gibson nuevamente) continúa su solitaria vagancia, pero termina entre salvajes comerciantes que han creado sus propias reglas de dominio y sobrevivencia, dirigidos por una codiciosa y tramposa mujer (la cantante Tina Turner) amante de las artes y la barbarie. El grupo de niños que se une a Max y la violencia muy bajada de tono respecto a las dos películas anteriores hacen de Mad Max 3, lo que la de los ositos es a La Guerra de las Galaxias.

Mad Max: Furia en el camino (2015)
Nadie esperaría que una película de 2015 continuara exitosamente la historia de una trilogía estrenada treinta y tantos años antes. Su creador, George Miller, no falla: ahora la guerra por la gasolina es la guerra por el agua y Max Rockatansky (Tom Hardy relevando a Gibson) es el forzado espectador de una continua persecución en medio del desierto, repleta de colisiones, atropellamientos y explosiones. Muchas explosiones. Y ese convoy de escandalosos percusionistas, gigantescas bocinas y un guitarrista de heavy metal cuyo instrumento dobla como lanzallamas, en un agresivo y divertido espectáculo donde las acrobacias a altas velocidades abundan. Todo ello hace de Mad Max: Furia en el camino, la mejor película de la serie.

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