lunes, 28 de noviembre de 2016

Macho ½*

(Macho, México, 2016) Clasificación México ‘B-15’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Qué mal director es Antonio Serrano y qué mala es Macho, este intento de refrito de “Modisto de señoras”, esa comedia de 1969 donde Mauricio Garcés era un modisto de alta costura que finge ser afeminado para, en secreto, conquistar a sus potables y adineradas clientas.

La versión de 2016 toma y medio modifica, uno por uno, todos los elementos de la sencilla trama de la cinta de 1969: El modisto amanerado en secreto es un galán cotizado entre sus clientas; un competidor, igualmente afeminado, busca desenmascararlo por celos profesionales; el esposo de una de las clientas/amantes sospecha y mete en aprietos al modisto y, finalmente, el modisto se involucra románticamente con un empleado originalmente contratado para guardar las apariencias.

El problema principal es que el tratamiento que Serrano da a estos elementos no tiene nada de cómico. Si bien las actuaciones de Miguel Rodarte como el modisto y Cecilia Suárez como su socia tiran hacia el lado de la comedia, los supuestos enredos en que se meten no dan risa. En todo caso, el competidor, interpretado exageradamente por Mario Iván Martínez, es más cómico pero sus acciones nunca llevan a nada. La subtrama de los documentalistas que siguen con cámara y micrófono al modisto es totalmente inútil, porque nada de lo que revelan es desconocido ni para nosotros ni para los demás personajes, amén de que, como le gusta a Serrano, estos personajes secundarios también están llenos de azotes.

Y si de azotes se trata, el mayor es para el propio modisto, que no sólo usa su fachada afeminada para los sencillos fines de conquistar a sus clientas, sino para esconder todos sus traumas de la infancia, como termina explicando su mamá que, para acabarla, es Ofelia Medina, es sicóloga y, a juzgar por su casa en una cueva, también es hobbit.

Finalmente, el personaje del empleado contratado como pantalla por el modisto, al tener una fuerte carga de problemas personales y sicológicos (otro azotado, pues), pertenece a un drama, no a una comedia y esto afecta adversamente a todas las escenas en que aparece. Para muestra, la grotesca y violenta golpiza que el modisto le propina después de un momento especialmente romántico de mutua inspiración artística entre ambos, presentado con total seriedad, para luego intentar retomar la comedia de enredos. ¿Bipolaridad? Basura fílmica, más bien.
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Para compensar el mal rato pasado por Macho, volví a disfrutar la original de 1969 con el genial Mauricio Garcés. Disponible en disco e internet.

Modisto de Señoras **
(México, 1969)

El planteamiento es sencillo. La puesta en imágenes del director René Cardona Jr., rupestre, la estorbosa música de órgano electrónico tapiza de pared a pared la película, los colores se ven horribles y el doblaje de diálogos tampoco ayuda mucho. Pero Modisto de Señoras tiene un excelente valor al centro de todo: la actuación de Mauricio Garcés, el galán cómico por excelencia del cine mexicano de los 1960s.

El amaneramiento que Garcés imprime a su modisto es siempre con fines cómicos y casi casi se adivina que muchos de sus hilarantes diálogos son improvisados, elevando el nivel de la elemental sexicomedia de enredos. Es mucho lo que se obtiene gracias a la personalidad en pantalla de Garcés, que lo mismo nos mueve a la risa que nos hace completamente creíble su famoso grito de batalla: “¡Te voy a hacer pedazos!”

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