viernes, 7 de octubre de 2016

Los Siete Magníficos (1960) ***

(The Magnificent Seven, EUA 1960)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Los Siete Magníficos es un producto de la época en que se hizo. Si bien la historia es la misma que la contada en Los Siete Samurái (Kurosawa, 1954), en que un pueblo oprimido contrata a siete guerreros para que los defiendan de sus opresores, la cinta de 1960, dirigida por John Sturges, traslada la acción, del Japón de 1600, a un pueblucho mexicano de fines del siglo XIX y los samurái son reemplazados por pistoleros gringos a sueldo, de los que recorrían el “viejo oeste” en busca de recompensas.

La historia sigue muy de cerca la contada en Los Siete Samurái, con ajustes para cumplir los requerimientos, primero, del público estadounidense, consumidor, en ese tiempo, de películas "de vaqueros"; segundo, del gobierno mexicano que otorgó el permiso para filmar en el estado de Morelos y que no quería ver mal representados a los compatriotas. Así, un grupo de campesinos mexicanos (encabezados por Jorge Martínez de Hoyos) viaja a la frontera con los Estados Unidos, en principio para comprar armas con qué matar a un grupo de bandidos que ya los habían agarrado de sus puerquitos, asaltando cada tanto tiempo el pueblo y dejándolos con apenas qué comer. Sólo que al llegar a los Estados Unidos son testigos de un acto de justicia por parte de dos pistoleros gringos a sueldo (Yul Brynner y Steve McQueen, disputándose el protagonismo de la película) e, impresionados, en lugar de comprar armas, los contratan para ayudarlos a enfrentarse a los bandidos.

Como en la historia japonesa, el pistolero principal, Yul Brynner impecablemente vestido de negro y con la cabeza completamente rasurada, recluta a 5 mercenarios más (Charles Bronson, Robert Vaughn y James Coburn los más notables) y todos parten a México. Ya en el pueblo, los vaqueros gringos organizan a los campesinos para preparar la defensa, construyendo trincheras, barricadas y enseñándoles a tirar a matar. Mientras llega el momento del enfrentamiento final, el director Sturges enlaza varias viñetas cuyo objetivo es mostrarnos la personalidad de cada pistolero, pero el resultado no es tan bien logrado como en la original japonesa y, fuera de los personajes de Brynner y McQueen, nunca terminamos por distinguir a cada uno de los siete, más que nada, porque varias de las situaciones personales de los distintos samurái, así como sus relaciones con los campesinos, fueron repartidas entre los pistoleros de manera casi arbitraria.

Además de la imponente presencia de Brynner y McQueen, la diferencia más grande de Los Siete Magníficos contra Los Siete Samurái está en dos elementos que la hacen memorable. Aunque en la japonesa los bandidos aparecen de forma importante a lo largo de la historia, son un grupo más bien anónimo. En la versión estadounidense esto cambia sustancialmente, con Calvera, el jefe de los bandidos mexicanos ataviado con camisas de seda roja y anillos y dientes de oro, encarnado por Eli Wallach, prácticamente como un precursor de los ahora tristemente célebres capos de las mafias mexicanas.

Y definitivamente el fabuloso tema musical de Los Siete Magníficos es lo que ha trascendido a la propia película, sobre todo por ser usado, a lo largo de los ’60 y los ’70, para ambientar los comerciales de ciertos cigarros supuestamente preferidos por los vaqueros. El compositor Elmer Bernstein logró una de esas piezas que se convierten en favoritas del público y en todo un clásico del cine “de vaqueros”.

2 comentarios:

Rafa Ibarra dijo...

Vi un documental de la vida de Steve McQueen donde decía cómo se las ingenió para robarle cámara a Brynner cada vez que podía. En una escena en que están en una carreta, Brynner está hablando y McQueen está sentado a su lado, poniendo cartuchos a una escopeta. Pero los saca, los sacude, los acerca a su oído para escucharlos al sacudirlos, los mete en la escopeta. En fin, no puedes dejar de ver a este cuate mientras el otro está hablando a alguien más.

Buscaré la de los samuráis, porque la de los 7 magníficos sí ha vi.

Un abrazo Joel.

Joel Meza dijo...

Mi estimado Rafa, sí, son legendarios los berrinches que hizo durante la filmación Yul Brynner, por los repetidos intentos de Steve McQueen por robar cámara en cada escena donde aparecen ambos. Y lo curioso es que fue Brynner quien insistió en que McQueen, en ese entonces apenas conocido, fuera contratado como su coprotagonista. Cuenta la leyenda que hacia 1980, ya muy enfermo de cáncer, McQueen llamó por teléfono a Brynner para agradecerle. “¿Por qué?”, preguntó Brynner; “Porque, aunque pudiste, no me corriste de Los Siete Magníficos…”

(Este fin de semana publico la reseña de Los Siete Samurái, por cierto.)