viernes, 26 de agosto de 2016

El Buen Amigo Gigante ***1/2

(The BFG, EUA/Reino Unido/Canadá 2016) Clasificación México ‘A’ / EUA ‘PG’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Para mis hijos Paula y Román, por todos sus sueños.

El Buen Amigo Gigante es una de las mejores películas en lo que va de 2016. Y es una gran película. Dirigida por Steven Spielberg, es una adaptación del cuento para niños El BAG, del escritor inglés Roald Dahl, autor de otras novelas muy conocidas que también han sido llevadas al cine, como Charlie y la Fábrica de Chocolates, Matilda y El Fantástico Sr. Zorro. Así que por credenciales, no paramos.

La historia es genial: Sophie (la inglesa Ruby Barnhill, con la chispa adecuada), una niña huérfana de 12 años con insomnio, descubre, desde la ventana de su orfanatorio, a un anciano gigante que deambula por las calles de Londres en las noches, mientras todos duermen. Al verse descubierto, el gigante la saca por la ventana con su enorme mano y la lleva al país de los gigantes, donde le hace saber que tendrá que quedarse con él para siempre, para no arriesgar que su existencia sea divulgada a los humanos. Además, el gigante explica a Sophie que debe mantenerla encerrada, para protegerla de otros gigantes aún más grandes que él y que comen humanos.

Pero no hay qué temer: Este anciano es bueno (el BAG, o Buen Amigo Gigante, dice Sophie y sólo de verlo le creemos, en la interpretación por captura de movimientos y voz de Mark Rylance) y no come humanos; al contrario, es el encargado de hacernos soñar, tomando los sueños del lugar donde nacen y llevándolos hasta nosotros, mientras dormimos, para soplarlos dentro de nuestro inconsciente. Y estos sueños pueden ser también pesadillas, ya que así es la vida, a veces pasan cosas buenas y a veces pasan cosas malas; el gigante, aún con su divertido lenguaje inventado, piensa que no tiene por qué esconder este hecho de Sophie o de todos los que soñamos cada noche.

Spielberg usa todo su conocido arsenal narrativo para adentrarnos en el cuento: Sophie es una protagonista curiosa, aventurera e independiente, que no duda en tirarse de cabeza a las situaciones que va enfrentando. Algunas son intrigantes, otras, divertidas y, Spielberg obliga, no faltan las situaciones emotivas que llegan directo al corazón, como cuando el BAG permite que Sophie conozca un poco de su triste pasado. Y, por supuesto, está el humor que el director gusta de imprimir en sus películas, aún las más serias, que puede ir de lo sublime y sutil, hasta lo burdo y escatológico, como cierta hilarante escena que va creciendo como burbujas ante nuestros ojos y ocurre nada menos que en el Palacio de Buckinghman, con la Reina Isabel como protagonista.

El ambiente de cuento se mantiene de principio a fin, gracias al guión de Melissa Mathison (que hace treinta y tantos años escribió E.T. El Extraterrestre para Spielberg) y el equipo habitual del director: la fotografía de Janusz Kaminski y el ritmo transmitido por la edición de Michael Kahn, pausada cuando se requiere y frenética en los momentos justos; acompañando y creando la atmósfera correcta en cada escena, la partitura de John Williams. ¿Cine a la antigüita? No sé. Cine para reír, pensar y soñar, sí. Definitivamente, sí.

jueves, 18 de agosto de 2016

Ghostheads *1/2

A propósito de Cazafantasmas, va mi reseña del documental que intenta ocuparse de algunos fanáticos de la famosa película de 1984. Disponible en Netflix.

(Ghostheads, EUA 2016)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Cuando yo era niño y se me ocurría decirle a mi mamá “estoy aburrido”, la respuesta invariable era: “Ponte a limpiar frijoles”. Y ahora me entero, por el documental Ghostheads, de que hay otras opciones, como vestirse de Cazafantasma, colgarse una aspiradora descompuesta a la espalda y, así disfrazado, pasearse por las convenciones de cómics y películas de fantasía, junto con otros ociosos alrededor de los Estados Unidos, con el mismo gusto que raya en la obsesión.

Ghostheads, escrita y dirigida por Brendan Mertens, nos presenta a unos cuatro o cinco veinteañeros y treintañeros de distintas ciudades gringas, que comparten con otros cientos, la afición por todo lo que sea Cazafantasmas. Hablando a la cámara, cada uno nos cuenta lo que ha significado en su vida esta película de 1984 y uno pensaría, por como hablan de ella, que estamos ante la mejor historia cómica y de aventuras de todos los tiempos. Si no conociera yo la película en cuestión, tal vez les creería a estos “Ghostheads”, como se llaman a sí mismos. Pero hay dos problemas.

El primero: Cazafantasmas, con todo lo divertida que es, no es realmente una gran película y su secuela es francamente aburrida. El segundo y mayor problema: Ghostheads, el documental, apenas sugiere cómo sus entrevistados, aparentemente, intentan llenar huecos en su vida con una vana devoción por esa película ochentera. Y digo aparentemente, ya que sólo sé de ellos lo que el documental muestra: a uno le gusta la película porque la veía con su abuelito ya fallecido; a otra, porque era un pretexto para no ir a sus juntas de AA; otro más, de Canadá, abandona los fines de semana a su joven esposa para ir a las convenciones. Y luego está el asunto de las propias convenciones.

En las convenciones, el documental no muestra a los Ghostheads haciendo nada interesante; sólo los vemos saludando amigos y tomándose fotos. Varios de ellos mencionan, con lágrimas en los ojos, que los Ghostheads hacen obras de caridad, como visitar hospitales, pero no se ve la evidencia en ninguno de los 73 minutos en pantalla.

Lo que sí se ve son escenas de pena ajena, como cuando dos Ghostheads visitan el set de la nueva película de Cazafantasmas, en una calle de Nueva York. Ambos, disfrazados de cazafantasmas, intentan repetidamente tocar el carro decorado que será usado en la producción hollywoodense, para evidente molestia del empleado de la filmación. ¿Ghostheads? Gente sin quehacer, diría, por cierto, mi mamá.

Cazafantasmas **1/2

(Ghostbusters, EUA 2016) Clasificación México 'B'/EUA 'PG-13'
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Cazafantasmas es una comedia sin mayores pretensiones que reciclar la idea central de la famosa comedia homónima de 1984. El resultado es una primera mitad muy graciosa y un último tercio que, lamentablemente, termina inclinándose al cine “de acción” y deja de aplicarse a producir risas.

Dirigida por Paul Feig y escrita por Katie Dippold, nos presenta a un grupo de cuatro neoyorkinas (dos físicas, una ingeniera y una vendedora de boletos del metro) que forman una compañía exterminadora de fantasmas. Las Cazafantasmas, como rápidamente las bautizan burlescamente las autoridades y los noticieros, se vuelven una piedra en el zapato para el alcalde de Nueva York, que no desea escándalos en su ciudad y ordena cerrarles el changarro. Mientras tanto, una amenaza sobrenatural se está cocinando en la Gran Manzana, gracias a un conserje de hotel que descubre cómo traer fantasmas al mundo de los vivos. Por supuesto, las Cazafantasmas regresarán por sus fueros para rescatar a la ciudad y echarse al alcalde y a los neoyorkinos a la bolsa.

Historia y montones de impresionantes (e innecesarios, la verdad) efectos especiales aparte, Cazafantasmas funciona por sus actores, encabezados por Melissa McCarthy y Kristen Wiig. Ambas hicieron antes una muy chistosa pareja dispareja en Damas en Guerra, también de Paul Feig, que ha dirigido, por cierto, a McCarthy en otras 2 efectivas y mejores comedias (Armadas y Peligrosas, con Sandra Bullock, y Spy: Una espía despistada). La novedad aquí es que el humor manejado por McCarthy y Wiig ha sido completamente bajado de tono para entregar una película para niños y adultos. En general, ambas salen muy bien libradas con este humor más “blanco” y hacen buen equipo con Kate McKinnon, quien da vida a una destrampada ingeniera. Los agregados al grupo aportan su buena parte de carcajadas: Leslie Jones como la típica citadina de clase baja pero con invaluable experiencia callejera, y Chris “Thor” Hemsworth como el recepcionista cabeza hueca pero contratado por güerote y buenote, que termina robándose todas las escenas en que aparece.

jueves, 11 de agosto de 2016

Escuadrón suicida **1/2

(Suicide squad, EUA 2016) Clasificación México ‘B’/EUA ‘PG-13’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Qué le vamos a hacer: definitivamente estamos sumergidos en una ola de películas hollywoodenses basadas en cómics, que ya lleva la mayor parte de lo que va del siglo y, por los anuncios de las grandes compañías productoras, aparentemente durará unos diez años más. Uf. Y como Hollywood es lo que es, de todo lo que se estrena cada año sólo unas cuantas (a veces, ninguna) son buenas y merecen nuestra atención y nuestro dinero; la gran mayoría va de lo apenas pasable, hasta las indiscutibles porquerías fílmicas. Cuando nos toca alguna buena, pues qué bueno: una de cal por las que van de arena. El envío hollywoodense de esta semana, Escuadrón Suicida, digamos que es una paleada más de arena, pero rociada con tantita cal.

La idea de Escuadrón Suicida, escrita y dirigida por David Ayer es “simple”: para enfrentar las crecientes amenazas terroristas (¿no le molesta a usted cuando películas que debieran ser de fantasía nos recuerdan lo feo que están las cosas afuera del cine? A mí, sí…) y a falta de Supermán (recordará usted que hace unos meses “se murió” en una pésima película) una agencia del gobierno gringo decide echar mano de una runfla de supervillanos que Batman ha puesto en el bote en los últimos meses. Lo cual me hace pensar: si esos supervillanos son tan poderosos y Batman es el único que los ha podido detener… ¿por qué no reclutar, mejor, a Batman contra los terroristas? Bueno, pero esta película se trata de los malos y no de los buenos. Seguimos.

El caso es que, después de una larga y a ratos entretenida exposición, a cargo de la actriz Viola Davis y su reconocida manera de hablar fríamente, donde se nos muestra a cada uno de los villanos que ahora nos defenderán, se forma el Escuadrón Suicida, como los bautiza el personaje de Will Smith (un asesino mercenario con excelente puntería). Aquí es donde empieza a llenarse la pala de arena. Uno no puede evitar pensar que cada personaje es igual a los ya vistos en otras películas de superhéroes y, en general, la propuesta es la misma que ya vimos en 2012 en Los Vengadores: un grupo de superpoderosos, superhabilidosos o, al menos, lo suficientemente tumbados del burro, son juntados contra su voluntad para enfrentarse a alguna amenaza sobrehumana.

Una vez creado el grupo, la película toma un rumbo confuso: si entendí bien, la misión es enfrentar a un ejército de humanos que, sin deberla ni temerla, son convertidos en soldados zombis por una bruja milenaria que baila en bikini. Lo chistoso es que la malvada bruja también es controlada por la misma agencia que comanda al Escuadrón Suicida. Es decir, el gobierno gringo crea un grupo kamikaze listo para defendernos y supongo que, a falta de contrincantes, les suelta a una bruja que quiere acabar con el mundo para que el escuadrón tenga chamba (y aquí se vale la pregunta obligada en estas películas: si el malo acaba con el mundo, ¿cuál es la ganancia?).

Luego tenemos un montón de escenas de pelea y balazos, generalmente confusas, intercaladas con escenas de pláticas. Como decía, una paleada más de arena. Entonces, ¿dónde está la poquita cal que mencioné al principio de esta reseña? Ah, sí: lo que hace medianamente disfrutables las dos horas que dura Escuadrón Suicida, es la presencia casi continua de Harley Quinn, un personaje que para mí era desconocido en este asunto de superhéroes y supervillanos. Resulta que cuando el Guasón fue encarcelado, el gobierno le asignó una despampanante sicóloga (la bella actriz australiana Margot Robbie) que terminó enamorada de él y lo ayudó a escapar. En pago, el Guasón la volvió loca, bailarina exótica y, aparentemente, experta en matar con pistola y con un bat. Dejando de lado estos detalles tan feos, el personaje de Harley Quinn es quien realmente se convierte en el centro de atención de la película (el Guasón aparece si acaso unos 5 minutos).

Cada vez que Quinn aparece en escena, todos los demás dejan lo que están haciendo para verla y escucharla, ya que, además de lo agradable que resulta a la vista, su personalidad es siempre juguetona y cada línea de diálogo es prácticamente un chiste. Lo mismo pasa con el público, como lo pude comprobar en la función en que la ví. Todos los ojos y oídos puestos en Harley Quinn. Definitivamente Margot Robbie acaba de pasar a la inmortalidad del cine de superhéroes con esta actuación. Lástima que sea en una película tan mediocre en todo lo demás.

Una última reflexión. Queda claro desde el principio y a lo largo de la película, que todos los personajes son asesinos convictos, obligados, bajo amenaza de muerte, a trabajar para el gobierno. Entonces, ¿cuál es el objeto de mostrar a varios de estos personajes en escenas cuyo fin es justificar su maldad? Esta paleada de arena fílmica no se anima, ni por casualidad, a llamar las cosas por su nombre: el mal es el mal. Siempre.

martes, 9 de agosto de 2016

La vida secreta de tus mascotas ***

(The secret life of pets, EUA/Japón 2016) Clasificación México ´AA´/EUA ´PG´
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Una agradable comedia animada que cumple con dos cometidos: Además de explorar humorosamente qué hacen nuestras mascotas todo el día mientras no estamos en casa, retoma el tema de la pareja dispareja, dos perros, en este caso, que inician odiándose y al final no pueden vivir el uno sin el otro.

Es cierto que la historia es demasiado derivativa de Toy Story (en lugar de juguetes, aquí son animales domésticos), pero no deja de ser agradable y a ratos bastante divertida, especialmente al introducir al líder de la resistencia clandestina de mascotas abandonadas: Un sicótico conejito blanco que sueña con deshacerse de la humanidad entera. La voz del conejo en Español está a cargo de Eugenio Derbez y aunque se le reconoce desde la primera frase y una que otra “aportación” derbeziana, afortunadamente el personaje prevalece sobre el actor, convirtiéndose en lo mejor de la película.

Producida por la casa francesa Illumination (responsables de los villanos favoritos y los  Minions), en particular es una delicia auditiva gracias a la música jazz de Alexandre Desplat, que ambienta perfectamente cada situación y lugar del Nueva York caricaturizado en donde ocurre la aventura.