jueves, 25 de abril de 2013

Iron Man 2 **

(2010, EUA) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Ah, justo cuando las cosas se empezaban a poner divertidas, Jon Favreau, el director de Iron Man, pensó que podía ser bueno darle un Pepe Grillo a Tony Stark. Y aunque en Iron Man 2 están prácticamente los mismos elementos que en su predecesora, también lleva el lastre de la conciencia, el remordimiento y, de paso, de las excesivas escenas de acción y balaceras, repletas de efectos especiales, que hacen mella en la personalidad y chispa que nos había gustado tanto en Iron Man.

El punto más alto de la primera película fue el desenfado con que Tony Stark se movía por la vida, aún en los momentos de mayor peligro para él y para los suyos. Y los suyos, a saber, su secretaria Pepper Potts y su amigo militar James Rhodes, no tenían otra más que encogerse de hombros, seguirle la corriente y correr detrás de Iron Man. O delante de él, dependiendo de dónde viniera la amenaza. En esa primera película, la constante es la diversión, a pesar del entorno.

En la segunda parte, como mandan los cánones hollywoodenses para las trilogías, las cosas se deben poner feas antes de que mejoren, así que para Tony sus amigos se convierten en la encarnación de lo que debe salir mal. Pepper Potts (la bella y relajada Gwyneth Paltrow) ya no aguanta a Tony porque... pues porque no le hace caso. Y James Rhodes (Don Cheadle ganando pa´ la renta) se pone al tú por tú con Tony, echando mano de una de sus armaduras porque... pues porque tampoco le hace caso. A ver, a ver. ¿Pues qué cambió en Tony? La verdad es que nada. Sigue siendo el mismo caprichoso de antes. Sus dos amigos decidieron, de la nada y al unísono, que Tony necesita ser regañado.

Mientras tanto, la película opta por lo mismo y el villano (un revivido Mickey Rourke) esta vez es alguien que viene del pasado para vengar los pecados del padre de Tony. Sin deberla ni temerla, Tony enfrenta esta amenaza, recibe estoicamente los sermones del malo, los de sus amigos y en medio de balazos, explosiones y largas secuencias de efectos especiales dibujadas y animadas, lo que resta personalidad a la historia, hace lo que puede para mantener encendida la chispa del buen humor en Iron Man 2. No me lo regañen, hombre.

Iron Man ***1/2

(EUA, 2008) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

He aquí lo que debe ser una película de superhéroes. Interesante, emocionante, con excelentes imágenes y, sobre todo, muy divertida. Me dicen que Iron Man, la película, está basada en una historieta muy popular en los Estados Unidos desde mediados de los 1960s. Como nunca leí esos libritos, no puedo decir si la adaptación al cine les hace justicia o los supera. Pero no es necesario: Iron Man es un filme de aventuras que se sostiene muy bien por sí solo.

Dirigida por el actor y director Jon Favreau (Elf - El Duende, 2003), Iron Man nos presenta a Tony Stark, un exitoso diseñador y empresario de la industria de la guerra que, como dicen, por azares del destino se ve forzado a utilizar sus habilidades (y eventualmente su dinero) para crear una armadura hecha a su medida, que convierte prácticamente todo su cuerpo en el arma personal soñada: con la armadura, además de protegerse de cualquier proyectil, Tony Stark puede disparar balas y rayos destructivos. Y lo mejor de todo, al menos para quienes gustamos de Superman: puede volar.

El mayor acierto de la película es su personaje central. Interpretado por Robert Downey Jr., Tony Stark empieza como un cuarentón millonario súper consentido, caprichoso, vicioso y egoísta. Y aunque lo suyo es diseñar y vender armas de guerra, lo cierto es que Tony no nos cae mal, con todos sus defectos. Al contrario, Downey Jr. nos da un Tony Stark del que todos quisiéramos ser amigos. Por ello, cuando llega el momento de la verdad, que en este tipo de películas requiere que el protagonista cambie todo en lo que creía y deje atrás su pasado, no nos duele, al contrario, aplaudimos el hecho de que Tony Stark no cambie realmente. Seguirá con sus caprichos y sus vicios, seguirá construyendo y vendiendo armas pero con un agregado: ahora él mismo es el arma perfecta, gracias a su armadura. Tanto así, que cuando la prensa lo bautiza como Iron Man, Tony se emociona con la idea y asume por todo lo alto su nuevo papel: ahora ser un superhéroe.

Cuando la mayoría de las películas de superhéroes de los últimos veinte años insiste en darnos personajes atormentados, que optan por el azote personal a la hora de luchar por la justicia, es reconfortante encontrarse con Tony Stark. El es Iron Man, primero, porque puede y, segundo, porque se divierte horrores.

jueves, 18 de abril de 2013

Oblivion: El Tiempo del Olvido **1/2

(Oblivion, EUA 2013) Clasificación México ´B´/ EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Seguramente usted recuerda WALL-E, esa película futurista de Disney-Pixar (EUA, 2008) en que un pequeño robot está solo en la Tierra, limpiando todo el cochinero que dejamos los humanos a lo largo de los siglos, haciendo el planeta inhabitable, por lo que eventualmente tuvimos que irnos al espacio mientras el incansable WALL-E limpia que te limpia, esperando nuestro regreso. Básicamente esa es la premisa inicial de El Tiempo del Olvido. Tom Cruise es un técnico de mantenimiento que, excepto por su joven jefa, está solo en el planeta, asegurando que sigan funcionando las máquinas que limpian la Tierra, después de una devastadora guerra global que obligó a la humanidad a mudarse a Titán, una luna de Júpiter. Para una película que originalmente se llama "Olvido", es curioso que contenga tantas cosas que nos remiten no sólo a WALL-E, sino a otras cintas de ciencia ficción.

Instalados en el año 2077, empecemos por lo bueno, que no es poco. El mayor atributo de El Tiempo del Olvido, dirigida por Joseph Kosinski (TRON, El Legado, 2010) es cómo se ve. Todo lo que se muestra en pantalla se ve bastante real: ciudades devastadas (Nueva York, para no perder la costumbre) y cubiertas de tierra; océanos secos, con barcos enterrados en el lecho marino; interminables planicies áridas; cielos claros, cielos tormentosos; una Luna destrozada en el cielo nocturno, consecuencia de la guerra con fuerzas extraterrestres. En lo que queda de mar, se levantan unas gigantescas torres que extraen el agua para eventualmente llevarla a Titán, según nos explica en una narración inicial Jack, el personaje de Tom Cruise, que se dedica a mantener funcionando las extractoras y por lo visto tiene mucho tiempo libre para pasearse entre las ruinas de Nueva York, recolectando objetos de interés, como libros y discos. Jack se mueve en un pequeño avión y ya en tierra usa una moto que sale del avioncito, permitiendo a Cruise prestar a su personaje sus gustos y habilidades en estos vehículos de alta velocidad. Resulta que una buena parte del día, Jack tiene que andar de aquí para allá reparando los destrozos causados por algunos extraterrestres humanoides que quedaron en el planeta después de la guerra y que son bastante latosos, pero nada más.

Cuando JACK-E no está echando mecánica o coleccionando reliquias, regresa a su base, un departamento de lujo, montado sobre una torre junto al mar, con unas vistas preciosas y donde lo espera su también preciosa supervisora, una joven británica que todos los días dirige a Jack a su misión, tanto fuera como dentro del departamento. Y es que, ya que ellos dos son los únicos humanos en el planeta, pues es natural que la supervisora le haya echado el ojo al mecánico y para su suerte es igualito a Tom Cruise. En reciprocidad y ahí supongo que hay que darle el crédito a Sally, la supervisora a control remoto de la misión, Jack también es atraído por su jefa y todos contentos.

Y ahora lo malo que, la verdad, no resulta realmente malo sino más bien flojo y a veces, de plano, sin sentido, dependiendo del punto de vista y de qué tanta ciencia ficción usted haya visto y leído antes de El Tiempo del Olvido. Desde luego, el que una película recuerde a otra en sí mismo no es malo pero, en este caso, desde la ya mencionada WALL-E, prácticamente cada secuencia nos trae a la mente alguna otra película o al menos nos deja con la sensación de que eso ya lo habíamos visto. Esto distrae bastante a ratos, además de que cada vuelta de tuerca o revelación en realidad pertenece a historias ya contadas antes. Es prácticamente imposible discutir estas referencias o copias sin soltar la sopa sobre la trama, por lo que no lo haré aquí. Baste, por lo pronto, decir que gracias a una de estas referencias es que tenemos en pantalla a la bella Olga Kurylenko, esa joven actriz francesa de origen ucraniano que avanza en su carrera a pasos agigantados y a quien usted seguramente recuerda por Hitman, Agente 47 (2007) y 007 Quantum (2008).

Y la verdad, ya como mero entretenimiento, las dos horas que dura estuve tentado a empezar a cantar en voz alta los títulos de las películas que iba recordando pero, como de costumbre, me ganó la decencia y me mantuve en silencio. Aunque no resisto dejarlo, estimado lector, con esta pregunta, si ya la vio o para cuando la vea: con tanta tecnología para viajes interplanetarios y para extraer los recursos de la devastada Tierra, ¿por qué tiene que haber humanos, mucho más limitados que las máquinas que vemos, sacudiéndoles el polvo y causando rencillas entre las dos únicas mujeres del planeta, que para mejorar el asunto, son unas chamaconas que están como quieren? Por más que lo pienso, sólo encuentro una respuesta: para que salga Tom Cruise.

jueves, 11 de abril de 2013

G. I. Joe: El Contraataque *1/2

(G.I. Joe: Retaliation, EUA 2013) Clasificación México ´B´/ EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Cuando yo era niño, los G. I. Joe eran unos muñequitos vestidos de soldados y equipados con armas como cuchillos, rifles, pistolas y accesorios para hacerlos escalar paredes, colgarlos de los muebles de la casa o hacer que bucearan en la bañera. Si alguna vez a algún niño se le ocurrió que pudiera haber una película sobre sus muñequitos, dudo que se parecería a G. I. Joe: El Contraataque.
Creo que un niño nunca haría que sus G. I. Joe mataran a soldados aliados, menos si han sido engañados por los malos. En todo caso, tomarían prisioneros. Tampoco creo que un G. I. Joe manejado por un niño andaría espiando a una muñequita G. I. Joe (cuando yo era niño, no había muñecas G. I. Joe, por cierto), mientras ésta se cambia de ropa. Digo, en todo caso espiaría a la Barbie de alguna primita. Todo eso se ve en la película.
Al menos el plan de Cobra, el malo, para apoderarse del mundo sí parece haber salido de una mente de ocho o diez años: desplegar armas de destrucción masiva en la órbita terrestre, sin que nadie se hubiera dado cuenta. Las escenas de Cobra extorsionando a los líderes de las potencias nucleares (y Corea del Norte) son lo mejor en G. I. Joe: El Contraataque. Sospecho que al actor Jonathan Pryce, en su papel de agente Cobra, simplemente tuvo que canalizar sus juegos infantiles (¿el Stop, probablemente?) para divertirse de lo lindo en una sala de guerra como las que sólo existen en las películas, en un posible homenaje a Peter Sellers en esa exquisita comedia que es Dr. Insólito (Kubrick, 1964).
El resto, pues son balazos, explosiones y corretizas, esquivando muertos. Muchos muertos. Además de Pryce, Dwayne Johnson y Bruce Willis sueltan alguna línea chistosa o patriotera. La verdad, prefiero volver a jugar con muñequitos.

¿Qué voy a hacer con mi marido? **1/2

(Hope Springs, EUA 2012) Clasificación México ´B´/ EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Cual encabezado de la página policiaca, la premisa es “Pareja de sexagenarios se somete a terapia matrimonial”. La imaginación vuela con las posibilidades. El póster y los cortos prometen una comedia romántica con Meryl Streep y Tommy Lee Jones como protagonistas, ella con una mueca pícara, él con una mirada de desconfianza. ¿Eso es lo que entrega esta película de largo y mal puesto título en Español? Sí y no.
El director David Frankel (El Diablo Viste a la Moda, 2006) toma la estructura de la comedia romántica típica hollywoodense (el muchacho conoce a la muchacha, se caen mal al principio pero sabemos que son el uno para el otro) y la aplica a un matrimonio maduro (Streep y Jones); treinta años juntos y ya sin vida de pareja, lo que hace explícitamente infeliz a Kay, la esposa y, al menos por lo que se ve, incómodo a Arnold, el esposo, al grado de dormir en habitaciones separadas. Un buen día, Kay decide hacer un último intento y se enlista en una terapia intensiva para matrimonios, a la cual acuden por una semana, contra las protestas de Arnold. El terapeuta, un experto en el tema, interpretado por un muy contenido Steve Carrell, lleva rápidamente la terapia al terreno sexual y ahí es donde se descubren las verdaderas intenciones de la película.
La vida en pareja nunca es sencilla y las comedias románticas generalmente se terminan en el clásico “… y vivieron felices para siempre.” Digamos que el director Frankel se interesa más en analizar esta última línea y su historia empieza donde el “para siempre” termina. Kay es infeliz a treinta años de casada con Arnold pero, ¿en qué momento inició su infelicidad? ¿Arnold se da cuenta? ¿Le importa? Aún más, ¿es feliz Arnold?
A pesar de la estructura de comedia romántica, poco a poco Kay y Arnold sueltan los sentimientos que cada uno ha escondido por años. Resulta muy difícil para Arnold darse cuenta que la tristeza y frustración de Kay se centra en su inexistente vida sexual. Todo lo demás parece funcionar a la perfección pero el que Arnold ya no la vea como mujer es terrible. El detalle que (en mi opinión, dada la generación a la que pertencen) hace funcionar el asunto de las confesiones, cuando los dados parecen cargados a favor de Kay y Arnold es pintado poco menos que como un monstruo, se da poco después de la mitad de la historia, cuando Arnold confiesa lo que trae dentro.
Meryl Streep y Tommy Lee Jones hacen suyos estos personajes y durante las sesiones de terapia, la película toma vuelo y se eleva del melodrama convencional. Sin embargo, Frankel insiste una y otra vez en contrapuntear estas escenas con humor superficial (efectivo, eso sí) y el uso de al menos tres secuencias musicalizadas con éxitos discográficos, que nos recuerdan que, pues sí, estamos ante una comedia romántica, la muchacha quiere vivir feliz para siempre con su muchacho y no hay por qué sufrir. Al menos, no tanto.

viernes, 5 de abril de 2013

Nosotros Los Nobles **1/2

(México, 2013) Clasificación ‘B’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Ya estuvo de estar sufriendo, azotándonos y debatiendo sobre los ni-nis en este país. En mi opinión, quien quiere comer, que trabaje. Quien no, que no. Y que con su pan se lo coma. Aparentemente el director Gaz Alazraki piensa igual, ya que en esta, su ópera prima, toma de la mejor manera el asunto de los ni-nis: una comedia sin mayores pretensiones. Bueno, casi.


Nosotros Los Nobles es toda una sorpresa, agradable, por cierto, en las carteleras nacionales. Estrenada con las suficientes copias para ocupar varias salas de la ciudad, en las mismas semanas en que tenemos cintas hollywoodenses destinadas a la gran taquilla, como G.I. Joe (nada menos que con Bruce Willis y The Rock), Los Croods y Jack el Cazagigantes, la apuesta es arriesgada y habla de la confianza que tiene la distribuidora (Warner Brothers) en esta comedia de factura nacional. Afortunadamente, para quienes mordemos el anzuelo, el resultado es satisfactorio y ahí están las risas para demostrarlo.
Germán Noble (Gonzalo Vega, cumpliendo) es un exitoso empresario defeño cuyos tres hijos, los juniors Javi, Barbie y Charlie (nótese el énfasis en los cariñosos diminutivos) han crecido sin saber el valor del dinero que disfrutan a manos llenas. Germán decide darles una lección y finge la bancarrota, obligando a sus tres buenos para nada a hacer lo que nunca soñaron: trabajar. La premisa, por supuesto, no es nada original pero como todo buen chiste, la gracia está en cómo se cuenta y en general, Alazraki emplea bien a sus actores para crear situaciones que logran el resultado deseado, la carcajada del respetable y nada más.


En particular, Luis Gerardo Méndez y Karla Souza, como Javi y Barbie, se llevan cada escena en que aparecen lidiando con su nueva vida de, ya no digamos ganarse el pan con su sudor… ¡sudar! Javi aprende de negocios trabajando como chofer de microbús y Barbie conoce el respeto por sí misma y por los demás al emplearse como mesera de una cantina tradicional. Los momentos de pez fuera del agua abundan y son bien aprovechados con este par. El asunto se pone disparejo en cuanto al tercer Noble, Charlie, ya que su problema particular, para los fines de la película, no está tan bien definido como el de sus hermanos y lo vemos dejar la escuela, perseguir mujeres maduras, rasurarse un ridículo bigote, trabajar de cajero de banco, retozar con más mujeres maduras… ¿cuál es su problema, pues?
Algo similar le pasa, finalmente, al director Alazraki con su cinta, por cierto “inspirada” en el guión de El Gran Calavera, aquella película de 1949, con los geniales Fernando y Julián Andrés Soler y dirigida por Luis Buñuel, como necesidad económica antes de iniciar su gran obra fílmica mexicana. Gaz Alazraki termina sintiendo las ganas de dar un mensaje y los momentos menos logrados de Nosotros Los Nobles son los que se pierden en asuntos de seriedad y drama/melodrama azotados: “Mis hijos no aprendieron nada porque nunca fui un padre para ellos…” Las risas, que son las más, en Nosotros Los Nobles están bien definidas; los azotes, no.