jueves, 31 de diciembre de 2009

Mis mejores pases en el cine durante 2009

Juraría que había hecho una lista así en 2008 pero revisando mi historial veo que no. A ésta seguirá, por cierto, lo mejor del 2009 (o mejor dicho, lo que más me gustó). Y antes de continuar, quiero expresar mi agradecimiento a todos los lectores y amigos de Joel vs. Los Monstruos, por seguir haciendo divertido este ejercicio durante todo el año. ¡FELIZ 2010!

Ahora, inspirado por los Fotogramas de Diezmartínez y los Pases del Duende Callejero, aquí está, prácticamente en el orden en que ocurrió, lo que más disfruté en 2009 sentado frente a una pantalla de cine (o de tele gracias a algún DVD):

1. El hermoso rostro de Rosario Dawson llenando la pantalla, mientras toma un baño en tina, hacia el final de Seven Pounds.

2. Rebecca Hall (Vicky) transfigurándose en Woody Allen durante la cena con Scarlett Johanson (Cristina) en la que Javier Bardem (Juan Antonio) se presenta con su inusual propuesta. Vicky Cristina Barcelona.

3. Eli el vampiro trepando por la pared exterior de un edificio, apenas llamando nuestra atención, en Déjame Entrar.

4. Los carteles pornosos de las doñitas burlesqueras de Coraline.

5. Todo el prológo de Up.

6. Leonard Nimoy como Spock otra vez: I have always been and always shall be your friend. Star Trek.

7. La marmota Ahab, digo, Buck presto a arponear al objeto de su obsesión: La Gran Bestia Blanca en La Era de Hielo 3. Y ese mundo perdido bajo el hielo, inspirado sin duda en el de Edgar Rice Burroughs.

8. "Here kitty, kitty..." la mejor carcajada en Drag me to hell.

9. Ben Kingsley en You kill me.

10. Los canadienses Rush (mi banda favorita de rock) en I Love You, Man.

11. Mi amigo el Chuy Padilla babeando ante la cajera de banco Patricia Llaca, en Recién Cazado.

12. Steve, el changuito, sacándole el corazón a un oso de gomita en la pelea climática de Cloudy with a chance of meatballs.

13. Rachel McAdams a lo largo de The Time Traveler's Wife.

14. El sonido de Landa masticando el pastel de manzana en el restaurante francés en Inglourious Basterds.

15. La destrucción de Los Angeles en 2012. Fue más impactante ver y oír edificios y gente caer entre las grietas que las olotas inundando los Himalayas. Y además fue como dos horas antes...

16. "Fuck Facebook!" por James Taylor, en Funny People. Gran cierre a su interpretación en vivo de Carolina in my mind, si quieren mi opinión.

17. El Fantasma de las Navidades por Venir en A Christmas Carol, de Zemeckis.

martes, 22 de diciembre de 2009

¡Jabón! ¡Para la cara, las manos, el cuerpo! ¡¡¡JABÓN!!!

Ayer en la tarde me asomé, por coincidencia primero y después por decisión propia, al canal Azteca 7 mexicano. Antier había muerto la actriz estadounidense Brittany Murphy, de treinta y dos años y con una filmografía prácticamente olvidable, hasta donde la conozco. Y ayer en la tarde, Azteca 7 programó algunas de esas películas, una tras otra, supongo que en un intento de homenaje a la joven Murphy.

Mientras transmitían las películas, en una esquina superior de la pantalla había un dibujo de un moñito negro y en la parte inferior circulaba una banda de texto, dando información sobre la muerte de Murphy, con notas tan iluminadoras como el hecho de que "no se sabe si cambió su testamento para incluir a su esposo" o comentarios acerca de su delgadez y probables enfermedades.

Por supuesto, tanto la película con moñito negro en pantalla, como estos textos "informativos" eran interrumpidos cada cinco minutos, más o menos, para comerciales de lo que usalmente se anuncia en televisión, desde jamón sin grasa o juguetes al por mayor para estas fechas, hasta el consabido e iniciador de todo el asunto de la televisón comercial: jabón. Horas y horas de la tarde de ayer dedicadas a vender jabón usando como pretexto la muerte de una actriz estadounidense de la que la mayoría de los mexicanos seguramente ni podíamos relacionar su nombre con una cara (al menos yo no), hasta ver alguna foto en el periódico o, por supuesto, su trabajo en esa programación de ayer patrocinada por el jamón y el jabón.

Sin hacer menos el hecho de que (casi) toda muerte es sensible (al menos para los amigos y familiares del fallecido) hubiera usted pensado que se había muerto la actriz más grande de todos los tiempos o, al menos, la más querida. Hasta donde sé (y, repito, no sé mucho), ni lo uno ni lo otro con la joven Murphy.

En agosto pasado murió acá en México la bellísima y talentosa Yolanda Varela, de quien Ernesto Diezmartínez y sus lectores en el blog Vértigo hemos profesado colectivamente y más de una vez una devoción que raya en lo infinito. Hasta donde recuerdo, no ví ninguna tarde dedicada a las películas de la Sra. Varela, al menos no en los canales de tele abierta. Y mire que hay tela de dónde cortar, empezando por "Dos Tipos de Cuidado", en mi opinión la mejor comedia mexicana de todos los tiempos. O (y para no cansar haciendo una lista larga) qué tal "El Muro", si las televisoras hubieran querido verse más internacionales.

En el año seguramente han muerto otras actrices, mexicanas y extranjeras, más o menos famosas. No entiendo las razones para la distinción de TV Azteca a Brittany Murphy pero, pensándolo bien, no me hubiera gustado ver horas y horas de películas de Yolanda Varela con un moñito electrónico negro en la esquina de la pantalla, ni con un cintillo de texto informándome de asuntos tan personales como un probable testamento cambiado o no. Ni mucho menos especular sobre las enfermedades de la señora. Ni, por supuesto, ser interrumpido cada cinco minutos en ese homenaje para gritarme a la cara: ¡¡¡JAAAABÓN!!!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Sideways a la Mexicana / I: Yo y mi bocota

Uno de los inesperados placeres agregados al de escribir (y ser leído) en este blog, desde hace poco más de dos años, ha sido encontrar amigos con intereses muy distintos a los míos, de quienes voy aprendiendo, generalmente de forma muy divertida, que no todo es cine. Dos de ellos, Miguel Fimbres y Rafa Ibarra, mantienen amenos blogs con el vino como tema principal pero no único. En mis ligas de la derecha pueden encontrar el camino a sus blogs. En esta pequeña serie doy cuenta del fin de semana en que nos movimos del mundo del blog al mundo real, para conocer y reconocer la Tierra del Vino Mexicano...


"No hay vinos de autor" nos dice Juan Pablo Núñez, Director General de Bodegas de Santo Tomás, la primera casa vitivinícola de Baja California. "En todo caso, el trabajo de quien usualmente es llamado 'el autor' del vino se acerca más al de un director, que canaliza los esfuerzos de todo un equipo, para realizar su visión. Desde la preparación de la tierra y la vid, hasta la elección de la botella, la etiqueta y el corcho, pasando por cada etapa del proceso." Juan Pablo procede a destapar una botella numerada de Vultus, un tinto firmado por él, para servirnos una copa y platicarnos sobre este delicioso vino de autor. Perdón, de director. Quién hubiera pensado que un buen vino es como una buena película.

Me encuentro en la Cava Baro, un taller experimental de Bodegas de Santo Tomás, abierto al público recientemente, como parte de los esfuerzos de la centenaria compañía por promover la cultura del vino en particular y del campo en general, en México. Junto con un pequeño grupo, encabezado por Miguel Fimbres (de Amigos de la Vid) y Rafa Ibarra (de El Mundo de Rafa Ibarra), estudiosos del vino y dedicados "blogueros" especializados en el tema, me dispongo a diseñar mi propio vino. Este taller es el remate a un intenso fin de semana en que conviví, entre baños de gasolina, lecciones relámpago de cata, chocolates, Turcos (hay explicación más adelante), burritos, lluvia, lodazales, balidos (sí, balidos: prometo explicar todo), carcajadas, columpios, estrellas fugaces, canción y baile y sobre todo, vinos. Ricos, deliciosos e inspiradores vinos.


Y pensar que todo empezó con una queja. El verano pasado, Rafa Ibarra ("No soy Sommelier") publicó en su blog sobre vinos y cerveza, la crónica y notas de una cata de las distintas líneas de vinos Santo Tomás, ofrecida por Juan Pablo Núñez en Monterrey, a donde viajó con sus vinos para respaldar, en la propia tierra de Rafa, sus argumentos a favor de Santo Tomás, surgidos durante una discusión en el blog buenavida, donde varios entusiastas del vino poco menos que destinaban esa etiqueta al caño. Las favorables notas de Rafa sobre esa cata, así como el recuerdo de mis primeros amores con el vino Santo Tomás (un Cabernet Sauvignon que probé hace 15 años y un Calviñé, hace unos 10 años, en las propias bodegas en Ensenada), me animaron a reclamar públicamente a Juan Pablo, en tono festivo, por supuesto: "Hombre, estando Ensenada tan cerca de El Centinela (cerro emblemático de Mexicali, mi rancho), te vas hasta el Cerro de la Silla..." Yo y mi bocota.

El viernes 11 de diciembre fue la cita en que me sentaría lado a lado con Rafa, Miguel Fimbres (a la derecha en la foto, seguido de Juan Pablo -copa en mano-, Rafa y un servidor) y treinta y tantas personas más, la mayoría conocedores de vinos y técnicas de cata, a probar los vinos presentados por Juan Pablo. Yo, un perfecto ignorante, además recién bañado tres veces con tres jabones distintos, para quitarme de encima el olor a gasolina escupida por mi carro una hora antes ("Magna Sin Plomo 2009" casi pude oír a Miguel Fimbres cuando me acerqué, demostrando las habilidades de su entrenada nariz de catador), tuve de pronto frente a mí varias copas que se fueron llenando de seis vinos distintos (la línea Vientos), maridados con chocolates de La Suiza, compañía hermana de Santo Tomás. Por supuesto, dejo a los expertos reseñar los vinos, aquí Miguel Fimbres. Yo simplemente diré que los maridajes fueron muy interesantes e inesperados. Tanto vinos como chocolates son altamente recomendables, juntos y por separado.

Después de la cata, Juan Pablo nos invitó a firmar un par de botellas del riquísimo Único 2005, vino diseñado por Laura Zamora, enóloga de Santo Tomás; estas botellas que con placer vaciamos los presentes son las primeras que se abren al público en México, así que de alguna manera he pasado a formar parte de la historia de la compañía. Luego de la foto del recuerdo, nos despedimos temprano, ya que a la mañana siguiente saldríamos en petit comité rumbo a la Tierra del Vino en Baja California: los Valles de Ensenada.
(Continuará...)

viernes, 18 de diciembre de 2009

Canción de Navidad / A Christmas Carol ***

(A Christmas Carol, EUA 2009) Clasificación 'A'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Excepto los niños muy pequeños, ¿habrá quien no conozca las peripecias de Ebenezer Scrooge en esa terrible víspera de Navidad? Debo decir que estoy con Bob Zemeckis, que escribe y dirige una enésima adaptación del obligado y favorito cuento Canción de Navidad, de (insisto, ¿realmente es necesario aclararlo?) Charles Dickens. Para mí, especialmente en estas fechas, nunca se tiene suficiente Scrooge y respectivos Espíritus de las Navidades Pasadas, Presente y Futuras. Ahora... ¿cabe esta versión dibujada y animada por computadora con la visión de Zemeckis?

Confieso que no tengo idea de cuántas adaptaciones he visto, escuchado y leído con la historia de los tres fantasmas que aterran al avaro Scrooge y lo convierten en un hombre generoso y ejemplar. Cintas de ación viva para cine, otras animadas (Mr. Magoo y Mickey Mouse vienen a la memoria) y hasta el televisivo Hombre de los Seis Millones de Dólares de los '70s ha tenido su turno en el cuento dickensiano; versiones para radio y los infaltables libros clásicos ilustrados para niños han ayudado a popularizar la historia durante generaciones.

Entonces, ¿cuál es la excusa de Zemeckis? Para empezar, no otra que continuar con la obra animada en la que ha estado encarrilado desde El Expreso Polar y Beowulf, usando animación de dibujos por computadora, a base de captura de movimientos de actores. Nuevamente los dibujos de humanos y escenarios son presentados de manera tan realista que a ratos se duda de si lo que se ve es dibujado o simplemente fotografiado en escenarios físicos y con personas de carne y hueso.

En sus películas animadas, Zemeckis ha conseguido un estilo visual en los dibujos de personas, que se acerca mucho a la realidad sin llegar a ser aberrante (es decir, no llega al famoso valle inquietante que provoca repulsión ante un facsímil humano). Además, una buena parte del atractivo es atestiguar la presencia de los actores que dan vida a los dibujos, aún si las imágenes no corresponden a la real del actor. Por ejemplo, en El Expreso Polar no cabe duda que a quien vemos es Tom Hanks, pero en Beowulf uno tiene que hacer un esfuerzo para reconocer a Ray Winstone como el héroe o, mejor aún, a Crispin Glover como el monstruo.

En Los Fantasmas de Scrooge, toca el turno a Jim Carrey seguir los pasos de Hanks al representar varios personajes: además del protagonista, Carrey actúa los movimientos y las voces de los tres Espíritus de las Navidades (bueno, las voces de los dos primeros espíritus, se entiende, ya que el de las Navidades Por Venir nunca habla). Jim Carrey siempre ha sido un actor que se apoya mucho en su exagerado lenguaje corporal y vocal, por lo que el resultado es Carrey puro y de paso le otorga al asunto cierto giro no contemplado por Dickens originalmente, al permitir la reflexión de que los espíritus son más bien una extensión de Scrooge. Su conciencia, pues.

Algunos de los actores que complementan resultan evidentes, como Colin Firth (el sobrino Fred), Gary Oldman (Bob Cratchit), Bob Hoskins como el antiguo jefe de Scrooge; y otros no tan evidentes: Robin Wright Penn hace dos papeles de jóvenes mujeres que, aunque bellas, no se parecen a ella; Cary Elwes definitivamente no es un hombre mayor y obeso; Fionnula Flanagan, aunque mayor, ciertamente no es una vieja decrépita y especialmente Gary Oldman no se adivina como el Pequeño Tim.

Las calles del Londres de mediados del siglo 19 son presentadas con un realismo romántico y a la vez funcional para la historia, con lo cual quiero decir que hay suficientes vuelos de pájaro y vertiginosas caídas por calles y callejones por parte de Scrooge como para llenar el catálogo de ese antiguo Londres para Google Earth y Google Street View.

En su adaptación, Zemeckis toma las páginas de Dickens y de hecho pone los textos en labios de sus personajes, resolviendo ciertos pasajes resumidos en el cuento, de la misma manera en pantalla, sin cortes visuales al personaje de Scrooge (por ejemplo, toda la secuencia del día de Navidad, desde el despertar de Scrooge hasta la cena en casa de Fred) y continúa hasta el día siguiente con el encuentro entre Cratchit y Scrooge, resolviendo la narración final con una extensión de ese encuentro. Con curiosidad, tuve que volver al texto al terminar la película, porque no recordaba esa resolución y debo decir que me gustó lo hecho por Zemeckis.

Finalmente, esta versión de Cuento de Navidad me ha satisfecho en todos los sentidos. Fiel al texto de Dickens, transmite muy bien la ansiedad y el terror de ser visitado por fantasmas en medio de la noche (una de las razones por las que este cuento ha sido uno de mis favoritos desde niño). Igualmente logra la simpatía por Scrooge al visitar su pasado y redondea muy bien la conocida historia, con una propuesta visual espectacular pero completamente útil narrativa y dramáticamente.

Al margen, un par de comentarios sobre su estreno en cines. Primero, la versión tridimensional hace un buen uso general del efecto y tiene varios momentos geniales (por ejemplo, las secuencias del Espíritu de las Navidades Por Venir) pero seguimos teniendo los anteojos que restan brillantez a la imagen, son un poco demasiado pequeños para los adultos (alguien con lentes no puede usarlos cómodamente) y un poco demasiado grandes para los niños. Sigo sin encontrar justificación al efecto y al sobreprecio.

Mi otro comentario es acerca de la versión en Español estrenada en México. Además de la estúpida decisión de Disney de dejar fuera la opción de una versión en Inglés, subtitulada, el haber cambiado el título para México me parece que es una muestra más de la pobreza intelectual que los distribuidores asumen del público. "Los Fantasmas de Scrooge" es un título completamente obvio, masticado, rumiado y regurgitado en las marquesinas para apelar a un potencial público ignorante que tal vez -pensarán esos mercadólogos- no tenga idea de quién es Scrooge pero correrá a ver una película de fantasmas sin chistar.

Y ya en ello, me sorprende el cambio de una frase icónica del texto en Español, tal vez como corrección política y no como decisión creativa. ¿Por qué el Pequeño Tim pide "Bendiciones para todos" en lugar de exclamar "¡Que Dios nos bendiga a todos!"? Si la versión de Zemeckis en Inglés es fiel al texto y, siendo una historia precisamente de Navidad, Dios es mencionado y varias imágenes y sonidos hacen referencia a Cristo y a la Iglesia, ¿por qué eliminarlo en la clásica línea final en la traducción? Y sobre todo, ¿en la versión para México, un país noventa y tantos por ciento cristiano? Me temo que, igual que en otros muchos aspectos de nuestra vida y cultura nacional, hay gente muy idiota pensando por el resto de nosotros. La idiotización de México. Dios nos bendiga a todos...

jueves, 17 de diciembre de 2009

2009: La recta final

A menos de dos semanas de que termine 2009, me preparo para los varios pendientes que me he autoimpuesto y uno que otro solicitado por algunos de los estimados lectores de Joel vs. Los Monstruos (Paxton, sí tendré el resto de la serie de Disney; Carlos, sí habrá temas navideños aunque el homenaje a los Aliados tendrá que esperar; Adayin, la lista de lo mejor del año... hasta que termine el año: échale la culpa a mi rancho; Maquiavélica... ¿fotos? el blog es Joel vs. Los Monstruos, no Joel El Monstruo... aunque se ha sabido que imágenes mías han sido captadas por accidente y publicadas en alguna parte de la red, incluso mientras ustedes leen ésto).

Espero los artículos de los siguientes días les resulten divertidos y sean de su interés. Gracias por leer.

viernes, 11 de diciembre de 2009

¡CAMEROOOOOON!

Esta semana, contra mis convicciones, ví los avances de Avatar en 3D, no sin cierto nerviosismo, nomás para ver si con el puro corto tenía para reconsiderar todo lo que sabía sobre ver cine y... no pasó nada. Se acabó el corto, empezó la función, me comí mis palomitas y me tomé mi soda, se acabó la película, leí los créditos, me levanté, fui al baño, me lavé las manos antes y después, me subí al carro y regresé a mi casa. No cambió nada.
Bueno, sí cambió algo: ví un corto. Maldito seas, James Cameron; me has cambiado.